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PREFILATELIA DE  CHILE

 

Captura de la "Esmeralda" - 5 y 6 de noviembre de 1820
El día 05, circuló entre los voluntarios una proclama en que se les instaba a repetir los actos de valentía que dieron como resultado la toma de Corral y Valdivia
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COCHRANE

El 28 de noviembre de 1818  llega  a Chile el almirante escocés Lord Thomas Alexander Cochrane, contratado en Inglaterra por Álvarez Condarco, para fortalecer el poder naval chileno y a resolver rivalidades entre los británicos por el mando de las fuerzas y la falta de armonía entre oficiales y tripulantes que había dificultado la formación de la Primera Escuadra Nacional.

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MANUEL BLANCO ENCALADA

Cochrane trajo consigo al país, además de su talento, prestigio y fama, los conocimientos de estrategia naval y las leyes y costumbres marítimas y atrajo a oficiales navales británicos que no dudaron en servir bajo su mando.

El 23 de diciembre de 1818, asumió como Comandante en Jefe de la Escuadra, con el grado de Vicealmirante, enarbolando su insignia en la fragata “O’Higgins”, ex “Reina María Isabel” ( Ex "Patricio", construida de madera de abeto para la Armada Imperial rusa, en el astillero Ruo del Mar Báltico y lanzada al agua en 1816, adquirida por el Gobierno Real español, según el Tratado Eguí­a-Tastischieffen, en agosto de 1817 y Blanco Encalada, ya ascendido a Contralmirante, fue su segundo en el mando de las fuerzas navales.

Al asumir el mando, la Escuadra estaba compuesta de siete buques de guerra y su primera preocupación fue corregir las deficiencias existentes en ellos, trabajando para convertir a ese grupo de buques en una fuerza de combate disciplinada y de alta capacidad.

 

 

Los siete buques integrantes de esta escuadra fueron los que se indican, agrupados en dos divisiones

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ZARPE DE LA PRIMERA ESCUADRA
Primera División, Mando: Almirante Cochrane Segunda División, Mando: Almte. Blanco Encalada
Navío “San Martín”, 1.350 toneladas, 64 cañones, comandante Wilkinson. Bergantín “Araucano”, 270 toneladas, 16 cañones, comandante Ramsay.
Fragata “O’Higgins”, 1.220 toneladas, 50 cañones, comandante Foster. Bergantín “Pueyrredon”, 220 toneladas, 16 cañones, comandante Prunier.
Fragata “Lautaro”, 850 toneladas, 48 cañones, comandante Wooster. Bergantín “Galvarino”, 398 toneladas, 18 cañones, comandante Spry.
Corbeta “Chacabuco”, 450 toneladas, 20 cañones, comandante Carter.  

Esta fuerza de siete buques y 224 cañones estaba tripulada por 1.179 hombres, de los cuales 271 eran europeos o norteamericanos y el resto chilenos.

Oportuno es destacar que el armamento y las dotaciones de los buques cambiaban con frecuencia, dado que era usual variar el peso con el número de cañones cada vez que entraban a la reserva o eran sometidos a reparaciones. Por ello se producen con frecuencia discrepancias en el número de cañones para el mismo buque en distintos períodos de la historia.

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TOMA DE LA FRAGATA "MARIA ISABEL", REBAITIZADA COMO “O’HIGGINS”
SELLO # 1190
FRAGATA O´HIGGINS
Capturada en Talcahuano por el Capitán de Navío Manuel Blanco Encalada, el 28 de octubre de 1818, al mando del navío "San Martín" y la fragata "Lautaro". A petición del Senado se le dio como nombre "O'Higgins". El General Ramón Freire Serrano, como Director Supremo, nuevamente le cambió el nombre a "María Isabel", en 1823.
SELLO # 1188
BERGANTIN AGUILA
Bergantín inglés "Eagle"de dotación de 43 hombres,capturado en 1816 por los españolas en Coquimbo. Se le cambió el nombre a "Aguila". El 14 de julio de 1818 se le denominó "Pueyrredón"

En el mismo período, las fuerzas hispanas del Virrey del Perú, apostadas en El Callao, estaban bajo el mando del Brigadier Antonio Vácaro e integradas por las siguientes unidades:

Fragata “Esmeralda”, 44 cañones, comandante Coig.
Fragata “Venganza”, 42 cañones, comandante Blanco Cabrera.
Corbeta “Sebastiana”, 28 cañones.
Bergantín “Pezuela”, 22 cañones, comandante Bañuelos.
Bergantín “Potrillo”, 18 cañones
Bergantín “Maipú”, 18 cañones, comandante Sevilla.
Pailebot “Aranzazu”, 5 cañones, comandante Ibarra.
A los anteriores hay que sumar cuatro mercantes armados.

La poderosa fuerza naval realista fondeada al abrigo de las fortificaciones de El Callao representaba una amenaza de gran importancia, ya que podía hacerse presente en cualquier momento en el escenario marítimo.

A la plaza fortificada de El Callao se sumaban las de Valdivia y Chiloé, cuyas guarniciones permanecían obedientes a España. Estas posiciones eran singularmente importantes para dominar el Pacífico sur y por consiguiente, objetivos principales del almirante Cochrane para cumplir su misión de destruir el poder naval español.

Por otra parte, se tenía conocimiento que la Corona española estaba preparando una nueva fuerza naval. Si esta fuerza lograba reunirse con la existente en El Callao, los españoles recuperarían la superioridad en el mar y estarían en condiciones de reasumir la iniciativa y desarrollar una nueva campaña contra Chile. Lo anterior explica la premura de Cochrane por reorganizar la Escuadra y operar a la brevedad sobre El Callao.

Apenas completó el alistamiento de sus fuerzas, Cochrane zarpó de Valparaíso el 14 de enero de 1819, con la primera división, en dirección a Juan Fernández, para entrenar a sus tripulaciones.

SELLO # 1646
ZARPE DE LA 1° ESCUADRA

La segunda división, a cargo del Contralmirante Manuel Blanco Encalada, debía seguir a la primera, para reunirse ambas frente a El Callao.

Durante la travesía, no exenta de dificultades, el Almirante sometió a un exigente entrenamiento a sus hombres, debiendo reprimir actos de indisciplina que revistieron cierta gravedad.

Un casual encuentro con dos navíos británicos le permitió a Cochrane enterarse de la situación imperante en El Callao, del alistamiento de la flota española y de los movimientos de los buques. Asimismo se informó que las autoridades hispánicas no estaban al tanto del zarpe desde Valparaíso de su Escuadra y que, por consiguiente, no se habían adoptado disposiciones defensivas especiales.

El plan del Almirante era caer por sorpresa sobre El Callao el 23 de febrero, pero la existencia de una densa neblina que cubría al puerto se lo impidió.

Ante tal situación, el Comandante en Jefe de la Escuadra chilena resolvió bloquear a las fuerzas navales españolas en El Callao, para lo cual ocupó la isla de San Lorenzo para apoyarse en ella; inmovilizadas las fuerzas adversarias en ese sitio, pudo actuar libremente a lo largo de toda la costa, declarando bajo bloqueo los puertos entre Guayaquil y Atacama.

Cuando se reunió Blanco Encalada y la segunda división con Cochrane, en Huacho, el 31 de marzo de 1819, las fuerzas fueron reorganizadas. Blanco Encalada cambió su insignia al “San Martín” para asumir el bloqueo de El Callao, contando para ello, además, con la fragata “Lautaro”, la corbeta “Chacabuco” y el bergantín “Pueyrredon”; Cochrane, con el resto de las fuerzas, se dedicó a interceptar el tráfico marítimo y hostilizar los puertos enemigos, esperando con ello obligar a los españoles a abandonar El Callao y enfrentar el combate.

El plan del Almirante no tuvo resultado; los españoles se esforzaron en evitar el enfrentamiento, lo que quedo en evidencia cuando el jefe chileno reconoció El Callao con la fragata “O’Higgins”, 05 de mayo.

La posición adoptada por las fuerzas virreinales le otorgaron la libertad para continuar con las operaciones de hostigamiento a las costas y tráfico marítimo, sin embargo, la prolongación del bloqueo desgastarían sus fuerzas. En efecto, mientras Cochrane con parte de los medios operaba contra los españoles en la costa norte del Perú, la falta de apoyo logístico obligó a Blanco Encalada a suspender el bloqueo de El Callao y dirigirse con sus naves a Valparaíso, sin poder advertir al Almirante de su situación. Por su parte, al regresar Cochrane a El Callao constató que el bloqueo había sido levantado y después de buscar infructuosamente a la división de Blanco Encalada regresó, a su vez, con el resto de las unidades a Valparaíso el 16 de junio de 1819.

SELLO # 766
SELLO # 767
GOLETA MOCTEZUMA

El resultado de la primera expedición de Cochrane contra el Perú podría calificarse como malo, en razón de no haber cumplido con su objetivo de destruir a las fuerzas navales españolas surtas en El Callao. Pero, en realidad, no lo fue. En este primer crucero hacia las costas peruanas, la Escuadra capturó la goleta “Moctezuma”, ocho buques mercantes y algunas cañoneras que, en conjunto con los víveres, dinero y otras especies que conducían, sumaron alrededor de medio millón de pesos. Además, se habían reconocido las defensas de El Callao, las fuerzas existentes y atacado el comercio español. En resumen, el objetivo estratégico no fue cumplido, pero se logró un objeto muy importante en el plano político: despertar en los peruanos el interés por lograr su independencia.

Por otra parte, la actitud de las fuerzas navales españolas, favoreció las operaciones de los corsarios chilenos. Estos barrieron el Pacífico más allá de las costas del Perú y Panamá, alcanzando hasta América Central y México, lugares cuyas aguas conocieron la presencia de la bandera chilena.

Mientras tanto, el refuerzo naval peninsular salió de Cádiz el 10 de mayo de 1819, integrado solamente por los navíos “San Telmo” y “Alejandro” y la fragata “Prueba”. De éstas, el “Alejandro” tuvo que devolverse para efectuar reparaciones; el “San Telmo” se perdió durante un temporal en la travesía; sólo la fragata “Prueba” logró doblar el Cabo de Hornos y arribar a El Callao.

Considerando Cochrane que el resultado de la primera expedición no había logrado el objetivo fijado, presionó a las autoridades de gobierno que resolvieron enviar una nueva expedición sobre el virreinato peruano.

En el intertanto, la Escuadra se reforzó con la llegada de la corbeta “Independencia”, puesta al mando del comandante Robert Foster, que se desempeñaba como comandante de la “O'Higgins”, quedando el Almirante Cochrane como su comandante, sin perjuicio de mantener el mando en jefe de la Escuadra.

El 12 de septiembre, la Escuadra se hizo a la mar desde Valparaíso al mando del Vicealmirante Cochrane, llevando como segundo al Contraalmirante Blanco Encalada. Las unidades que integraron esta vez la Escuadra fueron: fragata “O’Higgins”, navío “San Martín”, fragata “Lautaro”, corbeta “Independencia” bergantines “Galvarino”, “Araucano” y “Pueyrredon” y la goleta “Moctezuma” las dos últimas habían zarpado con antelación para evitar acciones sorpresivas. Además, se llevó a los mercantes “Victoria” y “Jerezana” presas de su campaña anterior, para emplearlos como brulotes contra la fuerza naval española.

La Escuadra arribó a El Callao en la tarde del 27 de septiembre, fondeando en el surgidero de la isla San Lorenzo al día siguiente, a escasas tres millas de los buques españoles. La declaración de bloqueo, la intimidación por escrito al Virrey, los intentos de ataques con cohetes fracasó por haber sido saboteada su fabricación, el empleo de brulotes y otras estratagemas empleadas por Cochrane, no lograron romper la voluntad de los españoles de permanecer bajo la protección de las baterías de El Callao y eludir el combate.

El Almirante Cochrane, conocedor de la situación de los buques realistas que se encontraban en El Callao, bajo la protección de las poderosas fortificaciones, planeó un asalto nocturno con botes, recurriendo a la sorpresa como factor fundamental. Para cumplir con lo anterior, solicitó voluntarios entre las dotaciones de la Escuadra y con gran facilidad reunió 240 marineros y soldados de marina.

La fragata "Esmeralda" se encontraba en la bahía resguardada por 15 lanchas cañoneras, 2 bergantines de guerra, 3 transportes armados y la protección de las fortalezas y baterías terrestres. Cerraba el fondeadero de El Callao, una percha flotante de madera y cadenas con una sola abertura, necesaria para la entrada y salida de las naves.

El 01 de noviembre entregó a los comandantes de los buques que se encontraban en el área, instrucciones sobre las precauciones en el avance de las embarcaciones menores, oficiales al mando, tenida y armamento usado y disposiciones sobre la seguridad de las embarcaciones en caso de retirada. Además, la adopción de gritos que confundieran a la tripulación española, aparte del uso de santo y seña.

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# 88 COMBATE ENTRE LAS FRAGATAS "LAUTARO" Y "'ESMERALDA"

El día 05, circuló entre los voluntarios una proclama en que se les instaba a repetir los actos de valentía que dieron como resultado la toma de Corral y Valdivia. El día 04 citó a reunión de comandantes en la nave insignia para ultimar los detalles. Posteriormente reunió a los participantes para entregarle las instrucciones y a las 11 de la noche, ejecutó una práctica del asalto.
A pleno día, el maestre de señales de la “O'Higgins" desembarcó en la isla San Lorenzo e izó señales en su mástil, que fueron contestadas por la totalidad de los buques chilenos presentes en el bloqueo del puerto.
Inmediatamente después, todos, excepto la "O'Higgins", levaron anclas y zarparon, dejando previamente los botes y asaltantes a bordo de la nave insignia.
La estratagema surtió el efecto deseado, pues los españoles quedaron convencidos de que nada tenían que temer para esa noche, ya que cualquier buque avistado obligaba al grueso de los bloqueadores a zarpar en su caza.

A las 11 de la noche se iniciaba el embarque en los 14 botes reunidos, que 30 minutos después se desprendían de la fragata en dos columnas, al mando del Almirante. Durante el desplazamiento hacia la nave enemiga, no se sintió ni el más mínimo ruido de remos. Poco después, abrieron sus líneas y rodearon a la "Esmeralda".
Cochrane y el Comandante Crosbie treparon por estribor, y el Comandante Guise, por babor, seguidos por su gente que cayeron sobre la cubierta.
El Almirante recibió el culatazo de un vigilante y cayó sobre uno de los botes. Se levantó rápidamente y dio muerte al centinela para incorporarse a la cruenta lucha que ya se desarrollaba en cubierta, asomándose a la borda para animar a su gente que seguía abordando, al grito de: "Arriba muchachos, la fragata es nuestra".

SELLO # 898
CAPTURA DE LA ESMERALDA
SELLO # 896
LORD COCRANE

Los españoles sorprendidos salían precipitadamente de sus entrepuentes y empeñaban una vigorosa defensa. El combate con arma blanca y cuerpo a cuerpo se hacía a cada momento más encarnizado.
No tardaron los fuertes del puerto en comenzar a disparar sobre la "Esmeralda", seguidos por los buques y lanchas del apostadero, produciéndose un tremendo y confuso cañoneo. Los proyectiles daban por igual a asaltantes y defensores y algunos alcanzaron a los buques extranjeros en la bahía, que pusieron luces de neutralidad e iniciaron movimiento para salir fuera del alcance de la artillería. Cochrane, percatándose de esta maniobra, ordenó de inmediato poner luces en los mástiles del buque asaltado al igual que los buques neutrales, que por esta circunstancia recibió poco castigo de las baterías terrestres.

A la tercera embestida de los asaltantes, terminó la resistencia de la tripulación enemiga que se había reunido en el castillo de la fragata, después de haberse batido con admirable valentía por más de 17 minutos.En medio del fragor del combate, el Almirante fue herido por una bala en el muslo derecho, limitándose a vendarla fuertemente con un pañuelo, ayudado por el Guardiamarina Délano.
A la tercera embestida de los asaltantes, terminó la resistencia de la tripulación enemiga que se había reunido en el castillo de la fragata, después de haberse batido con admirable valentía por más de 17 minutos.
Los sobrevivientes se refugiaron en los entrepuentes y bodegas; otros se arrojaron al agua, entonces, el Comandante Guise cortó las amarras y la nave comenzó a moverse de su fondeadero con las luces de buque neutral.
Casi una hora demoró en salir del alcance de las baterías, debido a la total falta de viento a esa hora de la noche. Entonces fondeó para atender a los heridos, recoger los muertos y reparar la arboladura.
Las bajas sufridas por las fuerzas asaltantes fueron de 11 muertos y 31 heridos. De los 330 tripulantes que tenía la "Esmeralda", 204 cayeron prisioneros y 126 murieron en el combate o se ahogaron al arrojarse al mar. Es posible que algunos se salvaran al alcanzar a nado la costa.
A las 3 de la madrugada el almirante Cochrane se dirigió a la fragata "O'Higgins" para curar de mejor manera sus heridas.
Poco antes del amanecer, la “Esmeralda” se reunió con la nave insignia de la Escuadra y luego, arribaron el resto de los buques bloqueadores al área.
Con el objetivo de informar al General San Martín del triunfo obtenido, el Almirante Cochrane despachó al "Araucano" a Ancón llevando el parte oficial de la jornada y la insignia capturada al Brigadier Antonio Vácaro, Jefe del Apostadero de El Callao, solicitando que ella fuera ofrecida al Director Supremo en Chile.
Junto con remitir el parte anterior, Cochrane mandó al Virrey un parlamentario, encargado de dejar en el puerto a los realistas heridos y muertos y proponerle un canje de prisioneros, el que fue aceptado, rescatándose así un buen número de chilenos que estaban encerrados en las fortalezas españolas.
El General San Martín felicitó al Almirante por su audacia y valentía y remitió al General O'Higgins una narración del feliz y heroico suceso.
Para hacer completa justicia al Comandante en Jefe de la Escuadra, quiso San Martín que el nombre del Almirante Cochrane fuera grabado en la popa de la fragata capturada. Pero, como éste no aceptó, se acordó darle el nombre de "Valdivia".

 

 

SELLO # 899 SELLO # 900
BLINDADO COCHRANE DESTRUCTOR COCHRANE

 

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