 |
COCHRANE |
El 28 de noviembre de 1818 llega a Chile el almirante
escocés Lord Thomas Alexander
Cochrane, contratado en Inglaterra
por Álvarez Condarco, para fortalecer el poder naval chileno
y a resolver rivalidades entre los británicos por el mando
de las fuerzas y la falta de armonía entre oficiales y tripulantes
que había dificultado la formación de la Primera
Escuadra Nacional.
 |
MANUEL BLANCO ENCALADA |
Cochrane trajo consigo al país, además
de su talento, prestigio y fama, los conocimientos de estrategia
naval y las leyes y costumbres marítimas y atrajo a oficiales
navales británicos
que no dudaron en servir bajo su mando.
El 23 de diciembre de 1818, asumió como
Comandante en Jefe de la Escuadra, con el grado de Vicealmirante,
enarbolando su insignia en la fragata “O’Higgins”, ex “Reina
María
Isabel” ( Ex "Patricio",
construida de madera de abeto para la Armada Imperial rusa, en
el astillero Ruo del Mar Báltico y lanzada al agua en 1816,
adquirida
por el Gobierno Real español, según el Tratado
Eguía-Tastischieffen, en agosto de 1817 y Blanco
Encalada,
ya ascendido a Contralmirante, fue su segundo en el mando de las
fuerzas navales.
Al asumir el
mando, la Escuadra estaba compuesta de siete buques de guerra y
su primera preocupación fue corregir las deficiencias existentes
en ellos, trabajando para convertir a ese grupo de buques en una
fuerza de combate disciplinada y de alta capacidad.
Los siete buques integrantes de esta escuadra fueron los que se
indican, agrupados en dos divisiones
 |
ZARPE
DE LA PRIMERA ESCUADRA |
Primera División,
Mando: Almirante Cochrane |
Segunda División,
Mando: Almte. Blanco Encalada |
Navío “San Martín”,
1.350 toneladas, 64 cañones, comandante Wilkinson. |
Bergantín “Araucano”,
270 toneladas, 16 cañones, comandante Ramsay. |
Fragata “O’Higgins”,
1.220 toneladas, 50 cañones, comandante Foster. |
Bergantín “Pueyrredon”,
220 toneladas, 16 cañones, comandante Prunier. |
Fragata “Lautaro”, 850
toneladas, 48 cañones, comandante Wooster. |
Bergantín “Galvarino”,
398 toneladas, 18 cañones, comandante Spry. |
Corbeta “Chacabuco”, 450
toneladas, 20 cañones, comandante Carter. |
|
Esta fuerza de siete
buques y 224 cañones estaba tripulada por 1.179 hombres,
de los cuales 271 eran europeos o norteamericanos y el resto
chilenos.
Oportuno es destacar que el armamento y las dotaciones de
los buques cambiaban con frecuencia, dado que era usual variar
el peso con el número de cañones cada vez que
entraban a la reserva o eran sometidos a reparaciones. Por
ello se producen con frecuencia discrepancias en el número
de cañones para el mismo buque en distintos períodos
de la historia. |
 |
TOMA
DE LA FRAGATA "MARIA ISABEL", REBAITIZADA COMO “O’HIGGINS” |
|
 |
FRAGATA O´HIGGINS |
|
Capturada
en Talcahuano por el Capitán
de Navío Manuel Blanco Encalada, el 28 de octubre
de 1818, al mando del navío "San Martín" y
la fragata "Lautaro". A petición del Senado
se le dio como nombre "O'Higgins". El General Ramón
Freire Serrano, como Director Supremo, nuevamente le cambió el
nombre a "María Isabel", en 1823. |
 |
BERGANTIN AGUILA |
Bergantín inglés
"Eagle"de dotación de 43 hombres,capturado
en 1816 por los españolas en Coquimbo. Se
le cambió el nombre a "Aguila". El 14 de julio
de 1818 se le denominó "Pueyrredón" |
En el mismo período, las fuerzas hispanas del Virrey del
Perú, apostadas en El Callao, estaban bajo el mando del
Brigadier Antonio Vácaro e integradas por las siguientes
unidades:
Fragata “Esmeralda”, 44
cañones, comandante Coig. |
Fragata “Venganza”, 42
cañones, comandante Blanco Cabrera. |
Corbeta “Sebastiana”, 28
cañones. |
Bergantín “Pezuela”,
22 cañones, comandante Bañuelos. |
Bergantín “Potrillo”,
18 cañones |
Bergantín “Maipú”,
18 cañones, comandante Sevilla. |
Pailebot “Aranzazu”, 5
cañones, comandante Ibarra. |
A los anteriores hay que sumar cuatro
mercantes armados. |
La poderosa fuerza naval realista fondeada al abrigo de las fortificaciones
de El Callao representaba una amenaza de gran importancia, ya que
podía hacerse presente en cualquier momento en el escenario
marítimo.
A la plaza fortificada de El Callao se sumaban las de Valdivia
y Chiloé, cuyas guarniciones permanecían obedientes
a España. Estas posiciones eran singularmente importantes
para dominar el Pacífico sur y por consiguiente, objetivos
principales del almirante Cochrane para cumplir su misión
de destruir el poder naval español.
Por otra parte, se tenía conocimiento que la Corona española
estaba preparando una nueva fuerza naval. Si esta fuerza lograba
reunirse con la existente en El Callao, los españoles recuperarían
la superioridad en el mar y estarían en condiciones de reasumir
la iniciativa y desarrollar una nueva campaña contra Chile.
Lo anterior explica la premura de Cochrane por reorganizar la Escuadra
y operar a la brevedad sobre El Callao.
Apenas completó el alistamiento de sus fuerzas, Cochrane
zarpó de Valparaíso el 14 de enero de 1819, con la
primera división, en dirección a Juan Fernández,
para entrenar a sus tripulaciones.
 |
ZARPE DE
LA 1° ESCUADRA |
La
segunda división, a cargo del Contralmirante Manuel Blanco
Encalada, debía seguir a la primera, para reunirse ambas
frente a El Callao.
Durante la travesía, no exenta de dificultades, el Almirante
sometió a un exigente entrenamiento a sus hombres, debiendo
reprimir actos de indisciplina que revistieron cierta gravedad.
Un casual encuentro con dos navíos británicos le
permitió a Cochrane enterarse de la situación imperante
en El Callao, del alistamiento de la flota española y de
los movimientos de los buques. Asimismo se informó que las
autoridades hispánicas no estaban al tanto del zarpe desde
Valparaíso de su Escuadra y que, por consiguiente, no se
habían adoptado disposiciones defensivas especiales.
El plan del Almirante era caer por sorpresa sobre El Callao el
23 de febrero, pero la existencia de una densa neblina que cubría
al puerto se lo impidió.
Ante tal situación, el Comandante en Jefe de la Escuadra
chilena resolvió bloquear a las fuerzas navales españolas
en El Callao, para lo cual ocupó la isla de San Lorenzo
para apoyarse en ella; inmovilizadas las fuerzas adversarias en
ese sitio, pudo actuar libremente a lo largo de toda la costa,
declarando bajo bloqueo los puertos entre Guayaquil y Atacama.
Cuando se reunió Blanco Encalada y la segunda división
con Cochrane, en Huacho, el 31 de marzo de 1819, las fuerzas fueron
reorganizadas. Blanco Encalada cambió su insignia al “San
Martín” para asumir el bloqueo de El Callao, contando
para ello, además, con la fragata “Lautaro”,
la corbeta “Chacabuco” y el bergantín “Pueyrredon”;
Cochrane, con el resto de las fuerzas, se dedicó a interceptar
el tráfico marítimo y hostilizar los puertos enemigos,
esperando con ello obligar a los españoles a abandonar El
Callao y enfrentar el combate.
El plan del Almirante no tuvo resultado; los españoles
se esforzaron en evitar el enfrentamiento, lo que quedo en evidencia
cuando el jefe chileno reconoció El Callao con la fragata “O’Higgins”,
05 de mayo.
La
posición adoptada por las fuerzas virreinales le otorgaron
la libertad para continuar con las operaciones de hostigamiento
a las costas y tráfico marítimo, sin embargo, la
prolongación del bloqueo desgastarían sus fuerzas.
En efecto, mientras Cochrane con parte de los medios operaba contra
los españoles en la costa norte del Perú, la falta
de apoyo logístico obligó a Blanco Encalada a suspender
el bloqueo de El Callao y dirigirse con sus naves a Valparaíso,
sin poder advertir al Almirante de su situación. Por su
parte, al regresar Cochrane a El Callao constató que el
bloqueo había sido levantado y después de buscar
infructuosamente a la división de Blanco Encalada regresó,
a su vez, con el resto de las unidades a Valparaíso el 16
de junio de 1819.
 |
 |
GOLETA MOCTEZUMA |
El resultado de la primera expedición de Cochrane contra
el Perú podría calificarse como malo, en razón
de no haber cumplido con su objetivo de destruir a las fuerzas
navales españolas surtas en El Callao. Pero, en realidad,
no lo fue. En este primer crucero hacia las costas peruanas, la
Escuadra capturó la goleta “Moctezuma”, ocho
buques mercantes y algunas cañoneras que, en conjunto con
los víveres, dinero y otras especies que conducían,
sumaron alrededor de medio millón de pesos. Además,
se habían reconocido las defensas de El Callao, las fuerzas
existentes y atacado el comercio español. En resumen, el
objetivo estratégico no fue cumplido, pero se logró un
objeto muy importante en el plano político: despertar en
los peruanos el interés por lograr su independencia.
Por otra parte, la actitud de las fuerzas navales españolas,
favoreció las operaciones de los corsarios chilenos. Estos
barrieron el Pacífico más allá de las costas
del Perú y Panamá, alcanzando hasta América
Central y México, lugares cuyas aguas conocieron la presencia
de la bandera chilena.
Mientras tanto, el refuerzo naval peninsular salió de Cádiz
el 10 de mayo de 1819, integrado solamente por los navíos “San
Telmo” y “Alejandro” y la fragata “Prueba”.
De éstas, el “Alejandro” tuvo que devolverse
para efectuar reparaciones; el “San Telmo” se perdió durante
un temporal en la travesía; sólo la fragata “Prueba” logró doblar
el Cabo de Hornos y arribar a El Callao.
Considerando Cochrane que el resultado de la primera expedición
no había logrado el objetivo fijado, presionó a las
autoridades de gobierno que resolvieron enviar una nueva expedición
sobre el virreinato peruano.
En el intertanto, la Escuadra se reforzó con la llegada
de la corbeta “Independencia”, puesta al mando del
comandante Robert Foster, que se desempeñaba como comandante
de la “O'Higgins”, quedando el Almirante Cochrane como
su comandante, sin perjuicio de mantener el mando en jefe de la
Escuadra.
El 12 de septiembre, la Escuadra se hizo a la
mar desde Valparaíso al mando del Vicealmirante Cochrane,
llevando como segundo al Contraalmirante Blanco Encalada. Las unidades
que integraron esta vez la Escuadra fueron: fragata “O’Higgins”,
navío “San Martín”, fragata “Lautaro”,
corbeta “Independencia” bergantines “Galvarino”, “Araucano” y “Pueyrredon” y
la goleta “Moctezuma” las dos últimas habían
zarpado con antelación para evitar acciones sorpresivas.
Además, se llevó a los mercantes “Victoria” y “Jerezana” presas
de su campaña anterior, para emplearlos como brulotes contra
la fuerza naval española.
La Escuadra arribó a El Callao en la tarde
del 27 de septiembre, fondeando en el surgidero de la isla San
Lorenzo al día siguiente, a escasas tres millas de los buques
españoles. La declaración de bloqueo, la intimidación
por escrito al Virrey, los intentos de ataques con cohetes fracasó por
haber sido saboteada su fabricación, el empleo de brulotes
y otras estratagemas empleadas por Cochrane, no lograron romper
la voluntad de los españoles de permanecer bajo la protección
de las baterías de El Callao y eludir el combate.
El
Almirante Cochrane, conocedor de la situación de los buques
realistas que se encontraban en El Callao, bajo la protección
de las poderosas fortificaciones, planeó un asalto nocturno
con botes, recurriendo a la sorpresa como factor fundamental. Para
cumplir con lo anterior, solicitó voluntarios entre las
dotaciones de la Escuadra y con gran facilidad reunió 240
marineros y soldados de marina.
La fragata "Esmeralda" se encontraba
en la bahía
resguardada por 15 lanchas cañoneras, 2 bergantines de guerra,
3 transportes armados y la protección de las fortalezas y
baterías terrestres. Cerraba el fondeadero de El Callao, una
percha flotante de madera y cadenas con una sola abertura, necesaria
para la entrada y salida de las naves.
El 01 de noviembre entregó a los comandantes
de los buques que se encontraban en el área, instrucciones
sobre las precauciones en el avance de las embarcaciones menores,
oficiales al mando, tenida y armamento usado y disposiciones sobre
la seguridad de las embarcaciones en caso de retirada. Además,
la adopción de gritos que
confundieran a la tripulación española, aparte del
uso de santo y seña.
 |
# 88 COMBATE ENTRE LAS
FRAGATAS "LAUTARO" Y "'ESMERALDA" |
El día 05, circuló entre los voluntarios una proclama
en que se les instaba a repetir los actos de valentía que
dieron como resultado la toma de Corral y Valdivia. El día
04 citó a reunión de comandantes en la nave insignia
para ultimar los detalles. Posteriormente reunió a los participantes
para entregarle las instrucciones y a las 11 de la noche, ejecutó una
práctica del asalto.
A pleno día, el maestre de señales de la “O'Higgins" desembarcó en
la isla San Lorenzo e izó señales en su mástil,
que fueron contestadas por la totalidad de los buques chilenos presentes
en el bloqueo del puerto.
Inmediatamente después, todos, excepto la "O'Higgins",
levaron anclas y zarparon, dejando previamente los botes y asaltantes
a bordo de la nave insignia.
La estratagema surtió el efecto deseado, pues los españoles
quedaron convencidos de que nada tenían que temer para esa
noche, ya que cualquier buque avistado obligaba al grueso de los
bloqueadores a zarpar en su caza.
A las 11 de la noche se iniciaba el embarque en
los 14 botes reunidos, que 30 minutos después se desprendían
de la fragata en dos columnas, al mando del Almirante. Durante el
desplazamiento hacia la nave enemiga, no se sintió ni el más
mínimo
ruido de remos. Poco después, abrieron sus líneas y
rodearon a la "Esmeralda".
Cochrane y el Comandante Crosbie treparon por estribor, y el Comandante
Guise, por babor, seguidos por su gente que cayeron sobre la cubierta.
El Almirante recibió el culatazo de un vigilante y cayó sobre
uno de los botes. Se levantó rápidamente y dio muerte
al centinela para incorporarse a la cruenta lucha que ya se desarrollaba
en cubierta, asomándose a la borda para animar a su gente
que seguía abordando, al grito de: "Arriba muchachos,
la fragata es nuestra".
 |
CAPTURA DE LA ESMERALDA |
 |
LORD COCRANE |
Los españoles sorprendidos salían
precipitadamente de sus entrepuentes y empeñaban una vigorosa
defensa. El combate con arma blanca y cuerpo a cuerpo se hacía
a cada momento más encarnizado.
No tardaron los fuertes del puerto en comenzar a disparar sobre la "Esmeralda",
seguidos por los buques y lanchas del apostadero, produciéndose
un tremendo y confuso cañoneo. Los proyectiles daban por igual
a asaltantes y defensores y algunos alcanzaron a los buques extranjeros
en la bahía, que pusieron luces de neutralidad e iniciaron
movimiento para salir fuera del alcance de la artillería.
Cochrane, percatándose de esta maniobra, ordenó de
inmediato poner luces en los mástiles del buque asaltado al
igual que los buques neutrales, que por esta circunstancia recibió poco
castigo de las baterías terrestres.
A
la tercera embestida de los asaltantes, terminó la resistencia
de la tripulación enemiga que se había reunido en
el castillo de la fragata, después de haberse batido con
admirable valentía por más de 17 minutos.En medio
del fragor del combate, el Almirante fue herido por una bala en
el muslo derecho, limitándose a vendarla fuertemente con
un pañuelo, ayudado por el Guardiamarina Délano.
A la tercera embestida de los asaltantes, terminó la resistencia
de la tripulación enemiga que se había reunido en
el castillo de la fragata, después de haberse batido con
admirable valentía por más de 17 minutos.
Los sobrevivientes se refugiaron en los entrepuentes y bodegas;
otros se arrojaron al agua, entonces, el Comandante Guise cortó las
amarras y la nave comenzó a moverse de su fondeadero con
las luces de buque neutral.
Casi una hora demoró en salir del alcance de las baterías,
debido a la total falta de viento a esa hora de la noche. Entonces
fondeó para atender a los heridos, recoger los muertos y
reparar la arboladura.
Las bajas sufridas por las fuerzas asaltantes fueron de 11 muertos
y 31 heridos. De los 330 tripulantes que tenía la "Esmeralda",
204 cayeron prisioneros y 126 murieron en el combate o se ahogaron
al arrojarse al mar. Es posible que algunos se salvaran al alcanzar
a nado la costa.
A las 3 de la madrugada el almirante Cochrane se dirigió a
la fragata "O'Higgins" para curar de mejor manera sus
heridas.
Poco antes del amanecer, la “Esmeralda” se reunió con
la nave insignia de la Escuadra y luego, arribaron el resto de
los buques bloqueadores al área.
Con el objetivo de informar al General San Martín del triunfo
obtenido, el Almirante Cochrane despachó al "Araucano" a
Ancón llevando el parte oficial de la jornada y la insignia
capturada al Brigadier Antonio Vácaro, Jefe del Apostadero
de El Callao, solicitando que ella fuera ofrecida al Director Supremo
en Chile.
Junto con remitir el parte anterior, Cochrane mandó al Virrey
un parlamentario, encargado de dejar en el puerto a los realistas
heridos y muertos y proponerle un canje de prisioneros, el que
fue aceptado, rescatándose así un buen número
de chilenos que estaban encerrados en las fortalezas españolas.
El General San Martín felicitó al Almirante por su
audacia y valentía y remitió al General O'Higgins
una narración del feliz y heroico suceso.
Para hacer completa justicia al Comandante en Jefe de la Escuadra,
quiso San Martín que el nombre del Almirante Cochrane fuera
grabado en la popa de la fragata capturada. Pero, como éste
no aceptó, se acordó darle el nombre de "Valdivia".
|